Uno de los mitos más recurrentes en el sector pesquero peruano es que la biomasa de la anchoveta ha disminuido en los últimos años, lo cual es una afirmación falsa que felizmente viene siendo desacreditada por la comunidad científica.
Así, la reconocida revista científica Environmental Development (2017), indica que la biomasa promedio de anchoveta registrada en las décadas del 2000 y 2010 es incluso superior a la de 1960 ¿Cómo es posible esto? Pues bien, durante la década de 1960 el esfuerzo pesquero superó el reclutamiento de la anchoveta, lo que llevó al colapso de la pesquería a principios de la década de 1970. La fase de recuperación duró más de 20 años, luego de lo cual la biomasa más alta se ha observado a partir del año 2000.
En este punto, resulta relevante precisar que los menores desembarques de anchoveta registrados en los últimos años son el resultado de la gestión precautoria de esta pesquería, a través de la Ley de Cuotas Individuales, y no producto de una disminución de la abundancia del recurso. Y es que como ya lo hemos mencionado, con el fin de la nefasta carrera olímpica, la biomasa de la anchoveta ha permanecido estable por más de 15 años, ya que se deja en el mar como mínimo el 65% de la misma para su adecuada renovación.
Gracias a este escenario, estamos trabajando juntos sector público, privado y la academia a fin de lograr la certificación de la anchoveta bajo el estándar MSC (Marine Stewardship Council). Alcanzar este objetivo significará que la comunidad científica internacional le ha otorgado una cuestión de confianza al Perú en la gestión de este recurso. Hacia ese puerto navegamos.